Descripción
A lo largo del siglo, una serie de personajes literarios –impostores, suplantadores y falsificadores– revelan la debilidad de este ideal de personalidad absoluta y advierten sobre el carácter irreal de cualquier identidad pretendidamente auténtica. No son meros cínicos o egoístas que recurren al disimulo y la mentira con el fin de satisfacer sus intereses particulares. En realidad, el uso estratégico que hacen de la ficción y la imaginación permite pensar acerca de una intimidad necesariamente frágil y siempre vulnerable, más cierta quizás que aquella que se deja tentar por las ensoñaciones de la propaganda ideológica y el mercado cultural.
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