Las 120 jornadas de Sodoma

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Calificada por estudiosos sadianos como “gigantesco catálogo de perversiones” (Jean Paulhan), o “tratado médico” (Gilbert Lely), Las 120 jornadas de Sodoma, primera obra del marqués de Sade, inició su accidentada andadura en 1782 cuando su autor se hallaba preso en el castillo de Vincennes y se veía obligado a ocultar el manuscrito en una tira de papel enrollado de 12,10 metros de longitud.
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Descripción

Calificada por estudiosos sadianos como “gigantesco catálogo de perversiones” (Jean Paulhan), o “tratado médico” (Gilbert Lely), Las 120 jornadas de Sodoma, primera obra del marqués de Sade, inició su accidentada andadura en 1782 cuando su autor se hallaba preso en el castillo de Vincennes y se veía obligado a ocultar el manuscrito en una tira de papel enrollado de 12,10 metros de longitud.Cuatro libertinos, representantes del poder en Francia –y de los cuatro temperamentos humanos–: el duque, el obispo, Durcet y el presidente de Curval, se aíslan en una fortaleza inaccesible en medio de la Selva Negra para disfrutar sin testigos de un libertinaje desenfrenado, al tiempo que se entretienen con las hazañas eróticas narradas por cuatro «historiadoras», cuatro putas expertas conocedoras del amplio abanico de delicias y perversiones sexuales humanas. Y para dar buena cuenta de tan extenso como oscuro repertorio, Sade recurre a la historia –los relatos de Suetonio y Tácito sobre los excesos de los emperadores–, a las memorias y biografías de actrices galantes, así como a la tradición erótica y libertina o a los recuerdos escritos de hechos reales ocurridos en casas de citas.

Información adicional

Encuadernación

Rústica

ISBN

9788477025559

Editorial

Valdemar

Páginas

576

Autor

Donatien Alphonse Francois Sade (París, 1740 – Charenton, Francia, 1814), más conocido por su título de marqués de Sade, fue un escritor y filósofo. De origen aristocrático, se educó con su tío, el abate de Sade, un erudito libertino y volteriano que ejerció sobre él una gran influencia. Juzgado y condenado a muerte por delitos sexuales en 1772, consiguió huir a Génova. Regresó a París en 1777, donde fue detenido a instancias de su suegro y encarcelado en Vincennes. En 1784 fue trasladado a la Bastilla y en 1789 al hospital psiquiátrico de Charenton, que abandonó en 1790 gracias a un indulto concedido por la Asamblea surgida de la Revolución de 1789. Participó entonces de manera activa en política, paradójicamente en el bando más moderado. En 1801, a raíz del escándalo suscitado por la publicación de La filosofa del tocador, fue internado de nuevo en el hospital psiquiátrico de Charenton, donde murió. Escribió la mayor parte de sus obras en sus largos períodos de internamiento. En una de las primeras, el Diálogo entre un sacerdote y un moribundo (1782), manifestó su ateísmo. Posteriores son Los 120 días de Sodoma (1784), Los crímenes del amor (1788), Justine (1791) y Juliette (1798).