Descripción
Podría ser un barrio, una ciudad, un país, un mundo… pero en esta novela será un hotel. Allí coinciden mujeres de diferentes edades y condiciones, mujeres que procuran sostenerse ante un mundo patriarcal y dolorosamente castrante. Mujeres desde donde partirá un ataque frontal a los estereotipos sobre lo femenino.
«Concibo esta novela, esencialmente, como un pequeño (insignificante quizá) monumento a la desobediencia. Escrita con esa consciencia siniestra y al mismo tiempo ingenua de hacerme difícil mentir sobre la mujer y sobre el mundo en que vivimos, desoí todo y rompí mis propios patrones creativos. Se trató de pasar a otro nivel; uno más crítico, más cercano a la condición humana de mi generación, caracterizada por tener todo al alcance de la mano y sin embargo marcada por una profunda insatisfacción, un profundo sentido de fracaso. […] Como lectora, estaba cansada de la mujer amada por todos, idealizada por corrientes de pensamiento y discursos estéticos. Sentí entonces que era momento de que lo femenino estuviera a solas por un instante, y que había que escribir ese instante, auténtico, sin poses, sin testigos, sin objetivos, sin pretensiones, sin moralejas, sin prestar un servicio a la humanidad.»
Autor
Sol Linares, Escuque (Venezuela), 1978: Con apenas 12 años a esta niña de un pueblito del este venezolano se le metió entre ceja y ceja escribir una novela. Con ella llegó a ocupar cuatro cuadernos… y muchísima paciencia de su madre. Descubriría así la pequeña no sólo la lengua materna, sino la necesaria testarudez que acompaña al talento. Su universo de obsesiones conduciría una docena de años después a un primer libro de relatos.
Desde entonces se han sucedido varias obras. Varias de ellas han sido premiadas (Universidad de los Andes 2007 para Cuentafarsas y Alba Narrativa 2010 para este Percusión y tomate) y reconocidas tanto por la crítica como por el público venezolano. Pero algo de aquella niña testaruda pervive y la adulta, hoy librera, continúa obsesionada con fustigar las cosas por su lado menos visible. «La ficción es una silla mirada desde abajo», nos dice. «La ficción es lo que debiera ocurrir si la realidad no fuera tan absurda, una dimensión posible que se expresa a través de una discontinuidad de las leyes naturales, una contradicción que burla el sinsentido risible de la realidad. Por ello la realidad no merece la pena ser descrita ni mencionada. La realidad no es una categoría superior a la ficción. La realidad es bastante bizarra y se rige por leyes tan absurdas que al igual que la ficción son tan naturales que no hace falta explicarlas».